Con la edad, los tejidos de la cara tienden a caer. La flacidez y la pérdida de elasticidad de la piel proporcionan un aspecto triste y apagado, añadiendo años a nuestra imagen.
Otros factores externos que acentúan los signos del paso del tiempo en la cara y que dañan los tejidos, provocando un envejecimiento prematuro son:
La solución es el lifting facial.
El lifting o ritidectomía es la intervención que trata de elevar los tejidos a su posición correspondiente. Es muy frecuente que se realice en la cara y el cuello en la misma intervención, ya que la flacidez de los tejidos suele afectar a ambas zonas, (aunque se pueden realizar por separado) la intervención se describe como lifting cérvico-facial.
No se trata únicamente de estirar la piel, ya que si no se trata el plano profundo, el efecto no dura mucho. Lo que se pretende es volver atrás en el tiempo y reposicionar los tejidos en su lugar adecuado. El resultado debe ser natural y evitar los estigmas de “paciente operado”, consiguiendo un efecto de piel joven y saludable sin parecer artificial ni modificar la expresión de la persona.
La cirugía consiste en reposicionar los tejidos profundos que, con el paso del tiempo y por acción de la gravedad, han descendido. Para ello, se realiza una incisión muy discreta escondida en la línea de implantación del pelo, pasando justo por delante de la oreja y acabando por detrás de la misma. Así se accede al plano profundo, para trabajar en los tejidos y elevarlos a su posición original. Después la piel se adapta y se extirpa el exceso cutáneo.
Normalmente se realiza bajo anestesia general y el paciente puede irse de alta al día siguiente. No es una intervención dolorosa, las molestias pueden controlarse con analgésicos habituales.
Durante los días posteriores a la intervención, se produce una inflamación de los tejidos y pueden aparecer hematomas, que se resolverán sin problema días después.
Cuando la cirugía incluye la zona cervical, es recomendable utilizar durante una semana una banda especial que ajusta el cuello.
Las recomendaciones posteriores se adaptarán a la evolución de cada paciente.
La inflamación dura dos semanas, pero puede persistir un mínimo edema posterior durante otras dos semanas más. El resultado final no se podrá valorar hasta meses después, pero perdurará por años, ya que de lo que se trata es de volver atrás en el tiempo y de “quitar años” de manera individualizada a cada paciente y buscando un resultado lo más natural posible.
En ocasiones, y para conseguir un resultado óptimo, se realizan simultáneamente otras intervenciones como reparación de los párpados (blefaroplastia), relleno de grasa de pómulos, surcos y arrugas (lipofilling), lifting frontal o elevación de la cola de la ceja. Son técnicas que se pueden realizar en el mismo acto quirúrgico y que ayudan a alcanzar el efecto deseado.
Otras técnicas de elevación de los tejidos faciales sin cirugía, como los hilos tensores, logran un resultado muy sutil, poco duradero, y produciendo una inflamación y cicatrización en los tejidos profundos que dificultan cualquier posible tratamiento posterior que sea realmente efectivo.